El trabajo infantil sigue siendo un flagelo que afecta a niñas, niños y adolescentes de todo el planeta y Entendemos por trabajo infantil  toda actividad laboral desarrollada por niños y niñas, en el intento de procurar ingreso para ayudar a la familia o para su propia subsistencia, que le impide el acceso, rendimiento y permanencia en el sistema educativo, o afecte al desarrollo psicológico, físico, moral o social de los infantes. -Descargar material-

La aplicación de políticas neoliberales en Argentina, iniciadas en la última dictadura militar (1976) y fuertemente desarrolladas en la década de 1990, impactó y produjo cambios en la estructura socio-económica del país.

La implementación de este modelo, ha generado en el plano económico una profunda desindustrialización, desnacionalización y privatización de empresas estatales, acumulación de recursos naturales en manos de grandes corporaciones, abandono creciente de políticas sociales por parte del Estado, y endeudamiento externo entre otros.

Claro es que en esta década se ha avanzado en la recuperación de derechos laborales y sociales, pero llevará muchos años más volver a tejer las redes sociales rotas, achicar la brecha entre los que más ganan con los que menos ganan es sin duda la batalla que debemos dar de manera colectiva.

Las políticas públicas hoy aplicadas (asignación universal por hijo y para embarazadas, el nacimiento de cooperativas de trabajo, ley de financiamiento educativo, inversión de más del 6% del PBI en Educación, obligatoriedad del secundario) es un camino iniciado pero de ninguna manera está resuelto el problema de la inclusión de los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad. Es necesario profundizar no solo desde el gobierno sino desde la sociedad toda el camino hacia políticas de derechos y pleno empleo.

La década del noventa entre otras herencias nefastas nos dejó el trabajo infantil que trae consigo una altísima mortalidad infantil, bajo rendimiento escolar, cientos de miles de niños/as asumiendo responsabilidades domésticas por ausencia de los adultos, chicos abandonados en las calles o explotados en el trabajo y hasta sexualmente, riesgo de adicciones, violencia, etc.

Existen pautas culturales y creencias que continúan justificando el trabajo infantil. En algunas familias consideran que los niños/as deben aprender desde pequeños el oficio de sus padres y así prepararse para la vida.

Por otra parte, hay sectores de la comunidad que no ve el trabajo infantil como un problema, y creen que los chicos que trabajan colaboran para que la familia se eleve por sobre la línea de la pobreza, considerando el trabajo infantil consecuencia de la pobreza. Sin embargo, el trabajo infantil es causa de la pobreza, ya los niños/as que trabajan y abandonan la escuela seguirán siendo pobres siempre. Una sociedad con trabajo infantil refuerza y multiplica la pobreza.

Para decir alto al trabajo infantil, contribuir a erradicarlo y que nuestros niños recuperen el ejercicio de sus derechos, los y las trabajadores de la educación incluimos el tema en la agenda sindical, para desde cada escuela, desde cada aula reflexionar, debatir, tomar conciencia que el único trabajo que tienen los niños y las niñas es la escuela.