Hace un momento fuimos a despedirla, en tiempos muy especiales, tiempo de pandemia, con distanciamiento social.
Sí, fuimos a despedir a “Queca”, fuimos en caravana, con los barbijos, adentro de los autos, pero nos las arreglamos para estar con ella, con las que ya se fueron, con las que están todavía.
Porque Queca y todas nuestras queridas madres desde ese lugar tan íntimo, tan profundo como la maternidad, nos enseñaron a luchar, nos enseñaron a buscar, nos enseñaron a gritar, a enfrentar y desafiar. Porque las madres desde aquel día en que les arrebataron a sus hijos , a sus hijas, a nuestrxs hermanas y hermanos, a nuestrxs compañeros y compañeras, las madres, por instinto, porque dolía demasiado, salieron a la calle y mientras lo hacían se iban reconociendo. No hizo falta mucho dato, bastó un pañal como símbolo que se convirtió en pañuelo.
Y así durante tantos años, más de cuarenta, se fueron convirtiendo en madres de cada unx de nosotrxs. La maternidad dejo de ser un acto individual, la volvieron colectiva, la volvieron solidaria y nos cobijaron con cada uno de sus gestos cotidianamente.
También estuvieron las que siguen estando, y allí estaba Otilia con sus cien años, desde la ventanilla del auto, con una sonrisa, con todo el dolor de perder a la compañera, pero con la serenidad y la tranquilidad que todo, pero todo lo que tenían que hacer lo hicieron.
Queca querida te vamos a extrañar, pero ya hemos crecido y como buenas hijas e hijos vamos a continuar para que no exista un solo genocida suelto, por las calles argentinas.
Vamos a continuar juntos, juntas, juntes, con los jóvenes, con lxs más viejxs por más MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA.
La escuela, las maestras y maestros, las profesoras y profesores despedimos hoy a nuestra madre, a nuestra maestra.
Gracias Queca por tanto, y mientras te despedimos cantamos, porque ustedes nos enseñaron a cantar, a aplaudir: MADRES DE LA PLAZA EL PUEBLO LAS ABRAZA!