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El Movimiento Pedagógico Latinoamericano crece en la disputa por la educación pública de contenido popular y democrático.
El III Encuentro: Hacia un Movimiento Pedagógico Latinoamericano cumplió en sus tres días de intercambio, discusión y conferencias con lo propuesto desde 2011 por el Comité Regional de la Internacional de la Educación para América Latina: convertirse en un salto cualitativo del movimiento sindical en la propuesta de políticas públicas alternativas que puedan generar una educación liberadora para la transformación. La declaración de San José, como conclusión de más de 500 personas participantes de 18 países y 34 sindicatos de la educación de América Latina, en esta nota.
1.Somos maestras y maestros, profesoras y profesores, auxiliares y personal de apoyo de la educación. Somos orgullosamente trabajadoras y trabajadores de la educación y hemos resuelto aquí, en San José de Costa Rica, convocados por el Movimiento Pedagógico Latinoamericano ratificar nuestro compromiso con la educación pública popular y democrática como herramienta emancipatoria de los pueblos
2.El Movimiento Pedagógico Latinoamericano nace como una propuesta de las organizaciones que integramos la Internacional de la Educación para América Latina, que no se define a sí mismo como un ámbito exclusivamente sindical, sino como un movimiento abierto y popular, orientado a convocar distintos sectores sociales. La participación en el Movimiento Pedagógico es una decisión libre y consciente de quienes que estamos convencidos de que la educación pública debe constituirse en instrumento de lucha para la liberación de nuestros pueblos.
3.En ese sentido el Movimiento Pedagógico Latinoamericano le suma a los sindicatos una herramienta de lucha con otra perspectiva, que trasciende la defensa profesional que ejercen los sindicatos. Propone una mirada más amplia y emancipadora, en tanto y en cuento nació para construir nuevas propuestas y realidades educativas que rompan con el proyecto hegemónico con que los sectores dominantes pretenden tutelar el trabajo docente y el modelo educativo para hacerlos funcionales al disciplinamiento social y a la reproducción de las desigualdades.
4.Este es un espacio de encuentro, de debate y de construcción colectiva, resuelto a encarnar en el ámbito de la educación una visión de sociedad contrapuesta a la que hoy se impone en el mundo de la mano del bloque dominante a través del poder económico, mediático, financiero y militar.
5.La educación pública, de contenido popular y democrático, para quienes somos parte del Movimiento Pedagógico Latinoamericano, es aquella que forma en valores solidarios; es aquella en la que palpita la memoria de nuestras luchas de liberación contra las distintas formas de opresión padecidas a lo largo de la historia de este continente; es aquella en la que fluye la música, la poesía, la mirada y los saberes, que nos remiten a las raíces comunes de una historia tejida con muchas identidades, sobre las que tenemos que seguir construyendo la estratégica unidad de las y los Latinoamericanos.
6.A diez años del histórico rechazo del ALCA en la Cumbre de Mar del Plata, consustanciados con esta necesidad y conscientes que los poderes fácticos insisten con nuevas iniciativas para la dominación como los Tratados de Libre Comercio ( Tratados Transpacífico TTP o el TISA, etcétera), reafirmamos la Patria Grande como tarea todavía a cumplir y como noción contrapuesta a la de las poderosas minorías dominantes, socias del divide y reinarás de la geopolítica de la dependencia con que desde la Casa Blanca pretendieron convertirnos en su patio trasero.
7.Justamente porque no aceptamos esa condición es que quienes integramos este Movimiento estamos cohesionados alrededor de la idea de que la educación pública tiene que ser un instrumento para la emancipación de las y los Latinoamericanos, habitantes de un continente que posee enormes riquezas pero también enormes brechas de desigualdad.
8.La reacción ante esas desigualdades fue el disparador de la resistencia popular a las políticas neoliberales que dejaron como secuela desempleo, hambre y exclusión social. En varios países del continente esas luchas dieron nacimiento a una nueva etapa histórica, signada por gobiernos populares y democráticos que tomaron distancia del sometimiento a los mandatos del consenso de Washington. Sin embargo, hoy asistimos a una ofensiva del poder fáctico que avanza en nuestra región a partir de la derrota electoral de las fuerzas populares en la Argentina y en la ofensiva golpista con que, bajo el pretexto del juicio político, se pretende abortar el mandato de Dilma Rousseff en Brasil. Resulta imprescindible la movilización del movimiento sindical junto con las demás fuerzas populares para impedir que se consoliden escenarios de retrocesos democráticos que nos despojen de las conquistas sociales y lo logrado en el camino hacia la unidad de los pueblos de América Latina.
9.Como trabajadoras y trabajadores de la educación, damos cuenta de nuestro compromiso con estas luchas del pasado reciente y también con las del presente, de las que orgullosamente nos sentimos parte. Somos parte de los pueblos que han logrado avanzar y hoy resisten los embates de las clases dominantes en su intento de deslegitimar a los gobiernos del campo democrático y popular, a los que hostigan sistemáticamente a través de los grandes medios de comunicación a su servicio.
10.También somos parte de los pueblos que todavía enfrentan a gobiernos que ejecutan políticas favorables únicamente a los capitales transnacionales y sus socios locales. Es en estos países de América Latina, en los que nuestros pueblos luchan en las condiciones más difíciles. Allí las fuerzas represivas, sean estas oficiales o encubiertas, siguen generando represión, violaciones de los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, como el de los 43 estudiantes normalistas del Estado de Guerrero en México por quienes seguimos exigiendo justicia.
11.Uno y otro escenario son parte de los contrastes de nuestro continente. Vivimos un momento crucial en el que estamos ante la disyuntiva de profundizar la acción en pos de más derechos y conquistas para las mayorías populares o ser arrastrados a una etapa de restauración de viejas recetas neoliberales.
12.Es en este contexto en el que reiteramos nuestro compromiso con la democratización de la sociedad y del Estado. El Movimiento Pedagógico desafía al poder establecido y la lógica de las clases dominantes, desde la elaboración colectiva de pensamiento educativo y sociopolítico para la soberanía y la construcción de sociedades más igualitarias y democrácticas.
13.Como defensores de lo público, rechazamos la visión de los fundamentalistas del libre mercado que conciben a las sociedades como conglomerados de individuos en estado de permanente competencia entre sí, condenados al consumo, al individualismo y a la no participación.
14.Desde esa visión mercantilista se pretende introducir en las instituciones educativas la lógica de la dualización social. Para ello se promueven circuitos educativos diferenciados. En las instituciones privadas circulan y se forman, sin mezcla ni confluencia de ningún tipo, las futuras elites económicas y profesionales. Para las hijas y los hijos de los trabajadores lo que el sistema ofrece es un conjunto de contenidos cognitivos que aseguren su adaptabilidad y socialización dentro de una lógica que les reserva a futuro el papel de mano de obra eventual.
15.Quienes constituimos el Movimiento Pedagógico rechazamos ese modelo de sociedad y rechazamos ese modelo de educación ordenado a partir del patrón poder adquisitivo. Si los sistemas educativos son funcionales a la estratificación social, si la educación homogeniza para formar seres intelectualmente incapacitados para reaccionar frente a la exclusión o a los modelos sociales que estigmatizan a los pobres, es porque las instituciones educativas y sus docentes han sido puestos bajo la lógica de los sectores dominantes.
16.Creemos en otro modelo de sociedad, el de la inclusión social y la igualdad. Por ello creemos también en otro modelo educativo constituido a partir de la definición de la educación pública como un derecho social y humano. Hay profusos vasos comunicantes entre las luchas de nuestros pueblos por sociedades más justas y nuestras luchas por una educación para las mayorías populares.
17.Una educación pública que recupere la memoria histórica descorriendo los velos de la historia oficial impuesta por los sectores dominantes; una educación pública capaz de vertebrar sentidos de inclusión, de integración, de deconstrucción y rechazo a cualquier forma de discriminación. Una educación pública que construya tramas basadas en la pedagogía de la liberación y en el pensamiento crítico. Una educación pública que destierre la condición social como una limitante para el derecho al conocimiento. Una educación pública para la convivencia pacífica, la vivencia de la diversidad, la impugnación y la condena a la violencia de género, el cuidado de nuestros niños, niñas, jóvenes y personas mayores, la preservación del ambiente y los recursos naturales.
18.Ese modelo de educación popular y democrática no puede ser la obra de tecnócratas alejados de la realidad de los sectores populares, ni puede ser la gracia concedida a través de un decreto gubernamental. Debe surgir de la entraña misma del aula, elaborando y sistematizando la teoría que genera la práctica docente en el día a día de las escuelas y las universidades. Un modelo de educación pública popular que se construya desde ese espacio fundamental de intervención política y territorial que llamamos “aula”. Un modelo educativo descolonizador, que reconozca el trabajo docente, tanto en lo que se refiere a las condiciones dignas de realización como a las posibilidades que este mismo trabajo tiene en el campo de la producción de conocimientos y saberes emancipadores.
19.Nuestro Movimiento debe crecer desde y junto a la comunidad educativa, con trabajadores y trabajadoras de la educación que se constituyan en el sujeto social protagónico para la construcción colectiva del proyecto educativo latinoamericano. En ese camino, reunidos en el III Encuentro de San José de Costa Rica, hemos puesto en valor las experiencias pedagógicas de docentes de casi todo el continente como una manera de reconocer el compromiso de quienes, en las escuelas y universidades públicas, toman partido educando para formar seres libres. Esta es nuestra manera de rendir homenaje al compromiso de los educadores y educadoras que en nuestra América Latina siguen los pasos de Simón Rodríguez, de Paulo Freire y de Carmen Lyra, emblema de la defensa del derecho a la educación en Costa Rica.
20.A poco de cumplirse cuatro años de su constitución el Movimiento Pedagógico Latinoamericano se dispone al inicio de una etapa que le plantea la necesidad de proyectarse hacia otras expresiones del campo popular en la búsqueda de articulaciones con estudiantes, trabajadores, campesinos y pueblos originarios. Una etapa en la que necesitamos ampliar las redes de acción para fortalecer la lucha por una educación pública sin excluidos y de contenido emancipatorio.
21.Por tanto, el III Encuentro de San José de Costa Rica resuelve:
-Continuar con las convocatorias del Movimiento Pedagógico Latinoamericano en cada uno de nuestros países, dirigidas a sumar y construir articulaciones con otras expresiones organizadas del campo popular.
-Convocar al IV Encuentro continental del Movimiento Pedagógico Latinoamericano a realizarse en Bolivia en el trascurso del año 2017.
-Iniciar las acciones para converger en la Ciudad de Recife, Brasil, cuna de Paulo Freire, en ocasión de los cien años de su natalicio.
-Reafirmar nuestro compromiso solidario con todos quienes en las aulas y en las calles defienden la educación como un acto de libertad y como un derecho social inalienable.