En el año 2010 el Poder Ejecutivo Nacional envió al Congreso un proyecto de ley para modificar el nombre de «Día de la Raza» por el de «Día del Respeto» a la Diversidad Cultural. A partir de allí, la conmemoración del 12 de octubre obtiene un significado diferente, acorde al valor establecido en la Constitución nacional y en diversos tratados y declaraciones de derechos humanos otorgado a la diversidad étnica y cultural. Se resignifica como una fecha para reflexionar acerca de esta diversidad, especialmente reivindicando a los pueblos indígenas que habitan nuestro territorio y sus luchas por preservar sus culturas y lenguas.
Por este motivo es nuestra tarea como educadores promover reflexiones permanentes acerca de la historia y encaminar el diálogo para la diversidad cultural y la promoción permanente de los Derechos Humanos de nuestros pueblos originarios, tal como lo señala la Constitución Nacional en su articulado sobre la igualdad de las personas y que ya mencionamos: dándole la garantía del respeto a la identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural.
Desde otra perspectiva, es necesario pensar esta conmemoración para reunir la memoria con la justicia. Se trata de desandar la historia por la cual el protagonismo de los pueblos indígenas y sus múltiples creaciones culturales resultaron sistemáticamente invisibilizados a lo largo de siglos, en el marco de una política que tuvo entre sus principales objetivos diezmar y aniquilar a estos pueblos y la responsabilidad del Estado Nacional por las políticas desarrolladas en el siglo XIX. Ejemplo de ello en nuestra provincia es la masacre Indígena de San Antonio de Obligado de 1887 que «es el primer registro» de una represión indígena dentro de una reducción religiosa de carácter estatal. En este marco, AMSAFE realizó este año el “II Seminario provincial de Interculturalidad, Educación y Diálogo de Saberes” como propuesta de formación donde se incorpora la visibilización de la masacre porque entendemos la importancia de seguir construyendo espacios que contribuyan a preservar y fortalecer la cultura, la lengua, la cosmovisión y la identidad étnica.
Enmarcados en los 40 años de la recuperación democrática que se cumplen este año, los y las trabajadoras de la educación debemos observar los paralelismos que pueden encontrarse entre las prácticas desarrolladas por la mal llamada “Campaña del Desierto” y las del terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico militar, sin que con esto tengamos una mirada anacrónica sobre el pasado porque para promover los DDHH y vivir en una sociedad donde se respete la Diversidad Cultural, también es necesario reconocer y analizar en profundidad las matrices que forjaron la intolerancia y el terrorismo de Estado.
En las escuelas, el 12 de Octubre es una fecha imprescindible para el ejercicio de la reflexión. Sabemos y persistimos en afirmar que el acto educativo es un acto político.
Estamos convencidos y convencidas de que el real ejercicio de los derechos -que es lo que hace real a la democracia- implica una revisión profunda sobre el enfoque y el material que pensamos para nuestras propuestas educativas, dándonos la oportunidad de construir un saber crítico a las tradiciones clásicas que han relatado esta fecha como un encuentro civilizatorio y emancipador de nuestras tierras, naturalizando las violencias hacia los grupos que cuestionen el orden impuesto. Por eso acercamos hoy una nueva propuesta pedagógica que se siga construyendo una escuela pública con más espíritu crítico, más conocimientos, y más derechos ¡siempre!