A modo de contextualizar se podría decir que el gobierno popular elegido democráticamente en 1973 no logró canalizar la intensa movilización popular que pretendía recuperar derechos políticos, sociales y económicos que les habían arrebatado el poder económico concentrado.
Este poder no se rindió ante las demandas populares y utilizo como instrumento armado la que fue conocida como la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Esta última compuesta por fracciones de la derecha y miembros de las fuerzas de seguridad y de las Fuerzas Armadas, conformando grupos paramilitares que operaban secuestrando y asesinando a militantes políticos y sociales.
Estas fuerzas reaccionarias tenían como principales enemigos a las fuerzas políticas, sindicales y estudiantiles que bregaban por una sociedad más justa e igualitaria por eso sus ataques a los locales partidarios, sindicales y a los espacios educativos los tenían entre sus objetivos privilegiados. Al asumir, el entonces Ministro de Cultura y Educación Ivanissevich decretó la intervención de las Universidades.
En enero de 1975 prohibió las actividades de los centros de estudiantes secundarios. Esto no significó un reflujo de las luchas políticas reinvindicativas de los estudiantes sino una ampliación de la mirada hacia otros sectores en lucha, de ahí que la consigna retomada de las jornadas del Cordobazo: ¡¡¡obreros y estudiantes, unidos y adelante!!! Sonara tan fuerte en las movilizaciones de los trabajadores para derrotar el plan de ajuste liberal que había impuesto el ministro Celestino Rodrigo (Rodrigazo). Ese mismo verano un decreto del gobierno nacional puso en marcha el llamado “Operativo Independencia” que tuvo como objetivo el “aniquilamiento de elementos subversivos” en Tucumán que dio inicio al modus operandi propio del terrorismo de Estado: los secuestros, los centros clandestinos de detención y la desaparición forzada de personas a través de la conducción del Ejército.
Las marchas por el Boleto Escolar Secundario se dieron en este contexto de alta conflictividad social y política. Durante septiembre de 1975, en La Plata y otras ciudades, se realizaron movilizaciones donde participó gran cantidad de jóvenes. Fue en la capital de la provincia de Buenos Aires donde a partir del reclamo se logró una tarifa diferencial. Sin embargo, esta no fue la única actividad que realizaban los secundarios ni la única movilización a pesar de que la fuerte represión se hacía sentir con dramatismo como el asesinato en manos de la tripe A de un dirigente de la UES, en Diciembre de 1975.
El golpe del 24 de marzo de 1976 significó la agudización de esta tendencia. El plan se extendió a todo el territorio y los secuestros y desapariciones se multiplicaron al compás de la proliferación de centros clandestinos de detención. Hasta el momento se han denunciado y registrado 498 en todo el país.
Lo que hoy se conoce como “La noche de los lápices” fue parte de este plan represivo puesto en marcha durante la dictadura. El 16 de setiembre de 1976, grupos de tareas conducidos por el Gral. Ramón Camps secuestraron a Claudia Falcone (16 años), Francisco López Montaner (16 años) -alumnos del Colegio de Bellas Artes-, María Clara Ciocchini (18 años) -ex alumna de la Escuela Normal Superior de Bahía Blanca-, Horacio Ungaro (17 años), Daniel Racero (18 años)- de la Escuela Normal Nº 3- y Claudio de Acha (18 años) -del Colegio Nacional de la UNLP-. Pero no fueron ni los primeros ni los últimos: Gustavo Calotti, del Colegio Nacional (UNLP), fue llevado el 8 de septiembre. Víctor Triviño, alumno de la Escuela Media N°2 (“La legión”), el 10 de ese mismo mes. A su vez, el 17 de setiembre fueron víctimas de la represión Emilce Moler y Patricia Miranda, ambas de Bellas Artes (UNLP). Lo mismo sucedió con Pablo Díaz –otro estudiante de “La legión”– el 21 de septiembre. Y hubo otros: la extensa lista está integrada por alrededor de 340 adolescentes desaparecidos de todo el país.
La dictadura tuvo como objetivo desarticular la actividad política, reprimir y exterminar a quienes cuestionaban los “fundamentos esenciales de la Nación”. Bajo la palabra subversivo” se denominaba a todos aquellos considerados enemigos de la Patria.
El resguardo de un orden sujeto a los principios de la “civilización occidental y cristiana” y del capitalismo constituyó la justificación para la implantación de un régimen basado en el terror. Los militantes políticos y sociales, la mayoría de ellos jóvenes, fueron sus principales víctimas.
La escuela, antes espacio atravesado por el activismo político y la movilización, se transformó en un blanco prioritario de la represión.
Hoy a partir de los testimonios en la causa Brusa y en particular de Teresita Cherry es como nos enteramos de la historia de la represión contra los estudiantes secundarios en Santa Fe durante la última dictadura cívico-militar. Una noche de los lápices santafecina.
En sus declaraciones en los tribunales de la capital santafesina a los fines de esclarecer los crímenes de lesa humanidad cometidos en la zona por la última dictadura , relató la persecución sufrida por los estudiantes del Colegio Industrial de Santa Fe, desatada luego de la intervención del Ministro de Educación , Ivanisevich.
Teresita enumeró ante los jueces las torturas, las desapariciones y las tareas de inteligencia desarrolladas dentro de dicha escuela. Se escuchó el largo testimonio en el que comentó su militancia estudiantil en épocas previas al golpe de Estado y la represión desatada contra su colegio, la que tomó un aspecto demasiado parecido a la Noche de los Lápices platense. Además comentó su amistad con Patricia Isasa, quien también fue víctima de los represores y testigo en el juicio. “La conocí en 1974, éramos delegadas de nuestros cursos en la escuela y estábamos viviendo un proyecto educativo superador, innovador”, dijo de su compañera y de sus actividades. “Mi hermano también cursaba en el mismo colegio, él estaba en el séptimo año, era uno de los militantes más viejos”, señaló también en referencia a Néstor Hugo Cherry, desaparecido.
Narró que en 1974, una lista que integraba, formada por militantes de la UES, comunistas e independientes, ganó las elecciones, pero no llegó a asumir debido a la intervención del ministro Ivanisevich. “Había mucha resistencia a la intervención”, dijo, para agregar: “los guardaespaldas del interventor estaban portando armas en todo momento”. Luego denunció: “en el tercer año mío me llamaron del gabinete sicopedagógico y un señor me interrogó sobre la actividad de mi hermano”.
El 19 de junio de 1976, ya instalada la dictadura, su casa fue allanada por fuerzas del Área 212 por ese motivo se trasladó hasta la casa de una tía en la localidad de Alta Gracia.
Sabía que varios militantes de la UES estaban siendo detenidos y no quiso volver por un tiempo hasta que al final regresó para vivir en casa de otra tía. Su hermano Néstor fue secuestrado el 19 de agosto de 1977 en la ciudad de Santa Fe. Ya habían sido detenidos entonces Patricia Isasa, Froilán Aguirre, Viviana Cazoll y el Mono Verón, todos chicos del industrial. Su testimonio finalizó con este comentario: “de esa época quedaron desaparecidos Aldo Partida, Luis Verdú, Carlos Miguel Pepe Núñez, Angel Fiocchi, Alberto Solé y Néstor Hugo Cherry”, todos ellos estudiantes del secundario.
El día anterior a su testimonio otros dos testigos recorrieron un centro de detención policial. Se trató de Mariano Millán y Patricia Isasa, quienes volvieron a la seccional Primera de la Policía de Santa Fe, en el centro de la ciudad, para reconocer ante el Tribunal el sitio en el que permanecieron cautivos durante la década de 1970.
La medida se adoptó como correlato de las declaraciones de dos de las víctimas, que en sus testimoniales dieron cuenta de las penurias enfrentadas durante su detención en ese lugar.
Los dos testigos, víctimas de la represión durante la década de 1970, declararon ante el TOF, que juzga a cinco ex policías: Eduardo Ramos, Mario José Facino, María Eva Aebi, Juan Calixto Perizzotti y Héctor Colombini y al ex juez federal Víctor Hermes Brusa, por los delitos cometidos por estos en esa época.
Hoy gracias a todos los sobrevivientes que dieron testimonio de este capítulo negro de nuestra historia reciente y que reproducimos a modo de resumen en este texto es que conocemos en su real magnitud los horrores cometidos sobre ¡¡¡ jóvenes entre 16 y 20 años!!!
Por eso decir hoy: NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, tiene su fundamento ético.
Por estos motivos es que Invitamos a toda la docencia santafecina a reflexionar con sus alumnos y participar de los actos y marchas que se realizaran este 16 de Setiembre a 40 años de “la noche de los lápices”. Como así también a apropiarse de los seguramente muy buenos materiales que las distintas delegaciones de AMSAFE escribirán a tal efecto, con el lema de: ¡¡¡docente y estudiantes unidos y adelante!!! ¡¡¡Que la verdad sea dicha!!!, ¡¡¡que los responsables paguen!!! y ¡¡¡las nuevas generaciones no lo olviden!!! es que convocamos:
-El viernes 16/09 a las 16hs. en la explanada de la municipalidad de Santa Fe para marchar hasta la Plaza 25 de Mayo para luego realizar un festival de bandas y expresiones artísticas festejando el Día Nacional de la Juventud.
-Y en la ciudad de Rosario concentración en la plaza San Martin a las 16 hs y movilizarnos hasta el monumento a la bandera donde se desarrollara un festival artístico, a partir de las 18 hs.
SECRETARÍA DE DERECHOS HUMANOS AMSAFE PROVINCIAL